Hoy lleve a mis gemelos al pediatra, la revisión normal de cada mes que implica además una vacuna, cuando llegue la sala de espera estaba llena, muchos niños inquietos y mamás fastidiadas. A los 10 minutos me enteré que el doctor estaba suturando a un paciente, en ese momento me relajé, iba a estar ahí mucho tiempo, pero en ese momento yo no necesitaba al doctor, lo necesitaba ese paciente al que estaban suturando.
Empecé a pensar en todos los casos en donde Sofí era la paciente que necesitaba al doctor (nunca ha necesitado una sutura), pero muchas veces he llegado con ella al hospital sin saber que tiene, y el doctor siempre ha estado ahí.
La primera vez, fue el 23 de febrero del 2011, su papá veía que las cosas no estaban bien, no se atrevió a decirlo pero estaba convulsionando, las llamadas no se hicieron esperar, eran mas de las 10 de la noche, estuvimos en el teléfono muchas veces, con su pediatra, y doctores amigos, era cumpleaños de la pediatra de cabecera, salió de su fiesta para apoyarnos. Nos tranquilizaron por teléfono, haciendo hincapié que teníamos que estar a primera hora en el hospital.
Y así fue, 24 de febrero del 2011, 7 de la mañana, en el hospital, su pediatra con la mejor disposición, la revisó, vio videos, la mando a la resonancia magnética, una verdad, se necesitaba un neurólogo, el mejor, no trabaja en el hospital donde estábamos, la verdad no se como, pero llegó, vio a la niña, la diagnostico, y nos tranquilizó. Ahí estuvo.
Muchas son las veces en que he llamado preocupada sin saber que hacer, algunas la solución esta en esa llamada telefónica, otras, no, simplemente tienen que ver a la niña, y la ven sin importar el día y la hora.
Un sábado, ella no estaba bien, el pediatra ya no nos podía apoyar, el neurólogo no contestaba (estaba en el cine, está en su derecho ¿no?), lo encontramos cerca de las 8 de la noche, el doctor, estaba con su esposa, acababa de llevarla a comer y al cine, no le gustó lo que le contamos de la niña, nos citó en el hospital, y como estaba con su esposa pues también acudió al hospital con ella. Vio a la niña, nos dijo que hacer, y cerca de las 12 de a noche se despidió de nosotros él y su esposa diciendo que todo iba a estar bien. Ahí estuvo.
No dejaba de llorar, no había manera de calmara, el pediatra dice, tráela al hospital, yo te espero...
Cuando las cosas no son tan graves pero la tienen que ver, he recibido comentarios como: si la tengo que ver, pero no vengas ahora tengo mucho trabajo, deja que termine con mis pacientes y te espero al final, así no te hago esperar y la revisamos con calma. Siempre al pendiente, incluso de mi para no estar horas en la sala de espera.
Debo de decir que soy afortunada, en todas mis emergencias siempre he tenido una respuesta, un médico amigo que nos tranquilice y nos diga que hacer. Muchas veces he llegado a los consultorios sin cita y me reciben.
Así que hoy que tuve que esperar 2 horas a que vacunaran a los gemelos, solo pensaba en lo afortunada que soy al tener médicos que me apoyan en las emergencias, y lo menos que podía hacer era esperar pacientemente a que terminaran de suturar al paciente que en ese momento necesitaba al doctor mas que yo.
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