Dolor, berrinche, crisis...

Nos dimos cuenta que las cosas no estaban bien, fue la semana santa del 2015...

Estábamos en la playa, todo marchaba de maravilla, a Sofí le encanta el agua ya lo habíamos confirmado en otras ocasiones, ella es capaz de estar horas y horas rodeada de un poco de agua, supongo que no es la única niña capaz de eso.

Tranquilidad, sin terapias, sin horarios, sin presión, solo ella y su alberca...

Sin embargo algo no marchaba bien, empezó a estar muy agresiva con ella y con los demás, gritos desesperados, ella, nunca se había comportado así, ¿qué pasa?, estamos de vacaciones dándole todo lo que le gusta, y aún así no deja de llorar...

Un bebé no tiene comunicación verbal, y esta empezando a desarrollar su comunicación no verbal, así que cuando algo le molesta lo expresa por medio del llanto.

El llanto de Sofí en esa ocasión, no era como el que había presentado anteriormente, claro que a sus cuatro años de vida había llorado, pero algo no era como de costumbre.

Ante la ignorancia, solo notábamos un poco de reflujo, pero la reacción era muy superior al síntoma.

Y fue en semana santa cuando empezó una nueva lucha, controlar esos ataques de agresividad.

Un año después, en la semana santa del 2016, pareciera ser que las cosas no han cambiado mucho, bueno el principal cambio, fue que en estas vacaciones no estábamos en la playa.

Sofí, igual, llanto y agresión... sin embargo si han cambiado cosas...

En un año aprendimos que ella se puede poner así por tres razones: dolor, berrinche o crisis irritativa. También hemos aprendido a distinguirlas, bueno la mayoría de las veces; por último hemos descubierto que el dolor la lleva a una crisis, y si no se trata bien un berrinche puede acabar muy mal.

Realmente no considero a Sofí berrinchuda, como todos los niños en ocasiones se molesta porque no quiere hacer su terapia, porque no quiere tomar clase, o porque no consigue lo que quiere como lo quiere... reacciones de niño... normal. Esas son las mínimas y son muy claras.

Lo que no es tan claro es cuando es dolor o cuando es crisis, o cuando el dolor la llevó a tener una crisis.

Lo que cambió en un año, es que ahora ya contamos con medicamentos para controlar las crisis, que si desgraciadamente en casi todas las ocasiones la duermen, pero es la única manera para que su cerebro se tranquilice.

Lo que cambió es que ahora sabemos que hay signos que una crisis se avecina, todavía no tenemos todas las herramientas para poder evitarla pero trabajos en ello.

Lo que cambió es que pequeños síntomas, los detectamos, tratamos de leer todo lo que nos dice su cuerpo para saber si hay dolor.

Hoy se que no debo de ir con el neurólogo hasta no estar completamente segura de que nada le duele.

Lo que no ha cambiado es el dolor que siento al verla en ese estado, el dolor que me provoca una mordida suya, y no al dolor del brazo de la pierna o del torso, es un dolor que va mucho mas adentro.

Hoy tengo conocimiento para tomar decisiones, saber leer lo que no me puede decir, y poderla ayudar un poco mas que antes.

Hoy estoy mas cansada que el año pasado, porque a pesar de todo lo que hemos avanzado ella sigue teniendo periodos muy difíciles que no hemos logrado comprender, evitar o controlar.

Esperar

Algo que nos ha enseñado Sofi es la capacidad de esperar...

La primera espera... esa resonancia magnética, la cual nos dijo que no tenia ningún problema estructural, mas de una hora, lo que nos dijo que lo que tenía era un tipo de epilepsia.

Esperar a que le pongan los electrodos, media hora de electroencefalograma, esperar la interpretación, tiene hipsarritmia, no hay duda, es Síndrome de West.

Esperar que no tenga convulsiones.

Esperar el momento en que la crisis termina.

Ya se le dieron medicinas, mientras la contienes, esperar a que pase, el peor momento.

Cuando la crisis es muy fuerte, después de darle medicamento, lo único que quieres es que duerma, que su cerebro descanse, esperar a que se quede dormida...

Una vez dormida, lo único que queda es esperar...

Esperar a que se despierte bien...

Esperar la hora en que despierte, sin poder hacer planes, no sabes a que hora despertará, no sabes cómo despertará... mas bien, no es no hacer planes, sino tener muchos, por si despierta en 1 hora, en dos, o en tres...

Cuando se queda dormida después de una crisis gracias al medicamento, en realidad no es descanso para la mi, es una incertidumbre total, ya que no hay certeza de que despertará bien.

Llega un momento que el esperar, duele mas que hacer, ya no depende de mi, no depende de nadie, momentos, minutos, días...

No hay nada que hacer, esperar, desear que todo este bien.

La Primavera

Las terapias  no tienen vacaciones, no tienen horario, para las terapeutas estas tienen que ser constantes, todos los días a todas horas.

Y el inicio de las terapias de Sofí fue así, el primer día de terapia hace 5 años, un lunes de puente un 20 de marzo, ¿no se supone que no se trabaja?, ¿es feriado?, bueno el festivo es el 21, pero alguna extraña ley en el país, lo mueve al lunes. Para todos un día de asueto, en ese momento lo vi como una oportunidad, así papá y abuelos podían asistir a su primera terapia, y ver ¿de qué se trataba?, por mi parte no tenía que preocuparme por el trabajo, también la universidad estaba cerrada.

Y así fue, nuestro día de descanso lo utilizamos para llevar a Sofí a su primera terapia... nuestra sorpresa... la terapeuta nos dio un montón de tarea, hay que darle masaje, es importante la integración sensorial, hay que organizarla, nos lo dijo como si entendiéramos de qué estaba hablando, hoy 5 años después me cuesta trabajo definir esos conceptos.

A 5 años de haber empezado las terapias, de luchar con poder tener tiempo libre, de asimilar que probablemente el hoy no quiero hacer nada se haya terminado, las cosas han cambiado o por lo menos lo veo de manera diferente.

Este 21 de marzo del 2016, no pensé en que Sofí debiera tener terapia, lo importante era tener al alcance actividades para que ella se sintiera bien, rotarle los juguetes, darle un lunch en caso de que tuviera hambre, estar preparados para reaccionar en caso de una crisis.

Un día tranquilo sin problemas, ella estuvo en casa, todo el día, hora de dormir, todo aparentemente bien, se notaba un poco eufórica, la rutina de la cena y la ida a la cama fue normal.

Todo iba bien, excepto que se acostó a las 7:30 p.m. y eran mas de las 10 p.m. y seguía despierta, me empecé a inquietar, poco después se durmió. En la madrugada dos llantos, nada espectacular, se calmaba en cuestión de segundos, empecé a pensar que las cosas no iban bien.

22 de marzo, 7:30 a.m despierta llorando... ok... definitivamente las cosas no están bien, hay que actuar, su papá la intentó calmar, sin mucho éxito, es momento de la medicina, poco después, hay que darle algo de comer, es un poco antes de la hora que desayuna, pero finalmente ya eran las 8 de la mañana. No tenía mucha hambre, rechazaba por momentos el alimento, lo que si tenía era mucha sed. Se veía pálida, con ojeras, sin contar que estaba ansiosa e irritable.

Estamos en semana santa, ¿terapia?, ¡no!, todos necesitamos vacaciones, pero ¿qué hacer?, definitivamente tiene que dormir.

¿La ventaja?, estamos de vacaciones, no hay nada que hacer, así que manos a la obra, nos acomodamos en el sillón, se resistió por mas de una hora, pero finalmente se quedó dormida, un sueño ligero, por momentos se despertaba asustada y llorando, la volvía a calmar, y se volvía a quedar dormida, así por 4 horas aproximadamente.

La tarde, sin contratiempos, comió bien, y no se quedó jugando con un solo juguete toda la tarde, los cambiaba constantemente, había rotación...

Cuando todo empezó en primavera, creía que necesitaba terapia todo el tiempo a todas horas, llegue a tener terapias en domingos y días festivos, las mismas terapeutas las promovían, era de vital importancia que fuera diario y a todas horas.

Lo que sucedió hoy, dirán los expertos que fue terapia de contención, para mi fue la necesidad de ella de dormir, un día en su casa, sin la presión de las terapias, la natación o los doctores. Estuvimos las dos tranquilizándonos una a la otra, sabiendo que una buena siesta puede reparar casi todo.

Obsesión

Desde antes de que naciera Sofi ya era una persona obsesiva.

Siempre he querido que las cosas estén bien y en orden.

¿El problema? Con Sofi es difícil que las cosas estén bien y en orden.

Simplemente, a pesar de los medicamentos y de la integración sensorial, hay días que esta desorganizada. 

La irritabilidad aparece y desaparece sin motivos. Lo mismo con las crisis.

Se tiene un plan, ella debería estar bien, y simplemente no lo está.

Casualmente cuando ella está en periodos de crisis yo estoy en periodos de obsesión, no puedo hacer nada para que ella esté bien, pero mi mente se enfoca en arreglar lo que sí puedo arreglar. No es sano lo sé, y trabajo para cambiarlo.

He aceptado muchas cosas, que no hable, que no vaya al baño, que tenga poca interacción, lo que no he podido asimilar es a estar calmada en periodo de crisis.

Por momentos me alejo de ella cuando está agresiva, y me pongo a buscar juguetes perdidos o a acomodar la ropa. Hay cosas que me sobrepasan.

Es cierto, la obsesión, la ansiedad y la tristeza se apoderan no sólo de mí sino de toda la familia.

Creo tener la fuerza suficiente para ayudarla durante la crisis, ya salió, ya está bien, ya está dormida.... Pero ¿después? Después la casa tiene que estar recogida, los juguetes completos, la ropa limpia, orden en el caos.

Sé que mi tranquilidad no está en el orden de hogar, sino en que ella esté bien. 

En los momentos de paz tomar fuerza para que cuando venga la adversidad poder salir adelante y estar con ella.

Se dice fácil, pero no lo es, no se puede tener el control. Debo de pensar en ella y en mi antes que en la limpieza u orden de la casa.

Sin embargo el que un juguete este incompleto me causa ansiedad.  

Mucho que trabajar. 

Agresiones

Sofi cuando esta irritable puede llegar a ser muy agresiva con ella misma...

Otra historia es que no he logrado identificar porque lo hace, o que le sucede pero puede llegar a causar heridas a las personas que mas la queremos.

Lo hace principalmente con su abuela y conmigo, jala el pelo, muy fuerte, se lo lleva a la boca y muchas veces por no decir que la mayoría logra arrancarte un mechón de pelo.

Las teorías, muchas, la mas obvia es que quiere llamar la atención, lo frustrante de la situación es que lo llega a hacer cuando estas jugando con ella, cuando estas haciendo lo que a ella le gusta, cuando le dedicas atención.

Si solo lo hiciera cuando no le estas poniendo atención, o cuando haces algo que no le gusta... la situación tendría sentido.

¿Cómo entenderla?, le dedicas tu tiempo, tu dedicación, y te agrede, te jala el pelo... y no solo eso... puedes estar con ella, y de nada, de repente te puede morder, mordidas que llegan a sangrar, obviamente lo que duele no es solamente la pierna o el brazo mordido, sino que también duele el corazón.

Mucho se puede soportar, la queremos, estamos tratando de entenderla. ¿pero?, también se lo hace a sus terapeutas, maestros de natación y personas que nos apoyan.

La primera vez, mordió a su profesor de natación, ¿qué le dices?, obviamente no se trata de defenderla, claramente lo mordió, ¿estaba enojada?, ¿estaba ansiosa?, ¿fue su manera de expresar cariño?, no lo sé, ¿cómo explicarle a alguien, qué fue lo que pasó?, Gracias a Dios, su maestro es una excelente persona, y a lo largo de los años, sigue tratando de entenderla, junto con nosotros.

En otra ocasión, ella en crisis, su niñera la estaba sosteniendo, intentaba evitar que ella se lastimara, la que salió lastimada fue su niñera, una mordida en el brazo que tardó dos semanas en sanar. Nuevamente, estamos rodeados de personas maravillosas, lo que a ella le dolía no era su brazo, sino la impotencia de no poderla ayudar.

Sin contar, la vez que estaba irritable, sola con la persona que nos ayuda los fines de semana, estaba esperando su turno para la natación, Sofí mal, un mal movimiento, y la persona que la estaba cuidando sufre una torcedura de espalda.

Yo llevo mucho tiempo, con dolor, al no saber porque Sofí se agrede, o me agrede, su abuela esta en igualdad de circunstancias, pero últimamente he tenido que sentir, pena, angustia, desesperación, realmente no se como llamarlo, al ver que ella también lastima a las personas que dan todo por ayudarla.

Somos afortunados, hasta el momento, a pesar de todo, nadie se ha dado por vencido, nadie se ha alejado de ella después de recibir una agresión, al contrario, el vinculo se fortalece y todos seguimos trabajando para que la agresión desaparezca.

Sobrecarga

Sofi tuvo una semana difícil.

Toda la semana hubo señales de alarma, por momentos se ponía tensa y agresiva, se veía ansiosa. Esas señales no fueron ignoradas, iniciamos por calmarla con medicamento, poca dosis para no dormirla por completo, mucha integración sensorial, contención, mas sin embargo tampoco dejo de hacer sus actividades, se le exigía en sus terapias.

Por motivos de salud su maestra no pudo estar con ella el día viernes, ella lo resintió, se enojó, no se fue a la escuela a la misma hora que siempre, sin embargo sabíamos que Sofí estaba sensible, que estaba en la linea, que cualquier cosa podía desatar una crisis fuerte. Así que entre todos tratamos de darle un día de escuela normal.

El sábado hubo función especial de cine, realmente la situación familiar no estaba alineada para poderla llevar, papá tenia trabajo, abuela estaba enferma, la tía también con trabajo, amigas con compromisos, y yo no me sentía con fuerzas para llevarla sola, creía que ya no la iba a llevar, pero tenia miedo que estuviera todo el día en casa, con los niños, con el ir y venir de una casa en funcionamiento, estaba frágil.

Cuando despierto el sábado estaba agresiva, enojada, tardó 40 minutos en calmarse, seguía estando latente la posibilidad del cine, en eso mi abuela, estaba libre, nos podía acompañar. Fuimos al cine, todo de maravilla, se comportó muy bien, sin embargo por momento Sofí buscaba jalar el pelo y arañar, cosas sutiles, la abuela no las notó, a mi no me gustaron.

Veníamos en el coche, Sofi ya estaba muy ansiosa, pensaba yo que cuando llegara a su casa se iba a calmar, no sucedió así, inició un berrinche muy fuerte, o fue una crisis irritativa, la verdad es que no lo tengo muy claro.

Era la hora de comer, estaba muy mal, le administré su medicamento, estaba haciendo extinción , llegó su papá, y decidió hacerla un poco mas fuerte, la alejó de todos.

Para ese momento yo estaba muy alterada, Sofí no se calmaba, los niños estaban comiendo, yo no sabia que hacer, el papá de Sofí tomo las riendas, él estaba seguro de que era un berrinche, de que la extinción era lo correcto, pero cada momento que pasaba, cada llanto y grito me ponían a mi muy mal.

El habló conmigo, me dijo que si no me calmaba Sofí no iba a estar bien, me pidió que le diera mas medicamento a Sofí, y que me fuera a la recamara que el se encargaba. Yo ya no podía verla en ese estado, yo tenia muchas dudas, no sabia si era crisis o berrinche, su papa estaba convencido que la extinción era lo que había que hacer en ese momento.

Toda la semana luchamos por evitar que Sofi se pusiera mal, se hizo todo, terapia, medicamento, contención, ir al cine, y no funcionó, ella estaba muy mal, yo me sentía impotente, toda la semana con el estrés y la preocupación para evitar... evitar lo inevitable la crisis se presentó.

Sofí se empezó a calmar, como familia llegamos al acuerdo que yo me debía de ir un rato en la tarde con los gemelos, todos necesitábamos calmarnos, papá de Sofí dijo... "Ya estuviste con ella toda la semana fue pesado, lleva a los niños con tus amigos yo me quedo con ella".

Las crisis de Sofí no son silenciosas, el ambiente de la casa era tenso, triste, así que decidimos eso, que yo me fuera con unos amigos y me llevara a los niños, para vivir otro ambiente.

Cuando llegué de regreso Sofí estaba terminado de comer, me dijo su papá que había estado bien, que se rieron y ella durmió un rato, pero que el notaba que se estaba irritando.

Le di sus medicinas, la lleve al baño, y le puse su pijama, pero la crisis volvió, no se calmaba, la deje en su cama, otra vez extinción, pero su papa tomo otra decisión, yo no estaba bien, ya no sabia que hacer, el papa de Sofi la saco, le puso su música y se acostó con ella en el sillón.

Yo entre a mi cuarto a despejarme.

Cuando salí a ver como estaban las cosas, vi una de las escenas mas tiernas que he visto, Sofí en brazos de su papa, quedándose dormida, calmándose, escuchando, música de Frozen.

Yo exploté la sobrecarga me paralizó, todo lo que se hizo no funcionó cayó en crisis, gracias a Dios ni Sofí ni yo estamos solas, y en este camino hay una familia, el apoyo del sábado fue el papa, quien nos sacó de la crisis a ella y a mi fue él...

Corazón chiquito.

Cuando uno tiene todo planeado para que las cosas salgan bien, simplemente hay variables que uno no controla.

Finalmente llegó el día de la exhibición de natación, la primera vez que van a participar los 3 hermanos, primero los gemelos porque van en diferente nivel, y después Sofi, estaba todo listo, su maestro desde hace años iba a estar con ella. 

Algo ya no estaba bien, mientras preparábamos las cosas para salir a tiempo de casa, con todo lo necesario (trajes de baño, toallas, ropa etc.) Sofi se enojó, empezó a estar irritable, fue un berrinche, sentía que no le estábamos haciendo caso. 

Se calmó en el coche, todo parecía que iba tomando su rumbo.

Llegamos a la natación, las cosas no fueron como siempre, normalmente del coche al vestidor y directo al agua, en esta ocasión, hubo que pasar al tercer piso, donde hay sillas y algunos juegos, teníamos que estar ahí con la finalidad de esperar el turno de los bebes, Sofí tenía que esperar a que pasaran sus hermanos y después sería su turno, era una espera como de 20 minutos.

Desde que llegamos se sentía el estrés, papas venían, niños corrían, había poco espacio para cambiar a los niños, en resumen mucha gente, mucho barullo.

Llegó el momento de los gemelos, rápidamente hay que ponerles el traje de baño, y en cuestión de segundos, niños listos, y todos estábamos junto a la alberca... Sofí se quedó en el tercer piso, con la niñera, primer error, nadie le explicó, ella no entendió que pasó, solo supo que todos nos fuimos y ella se quedó ahí.

Cuando los bebes terminaron de nadar, Sofí ya estaba con su traje de baño, pero me dijo la niñera que estaba muy enojada, al tener a los dos bebes mojados, lleve a Sofí con su abuela, había que cambiar a los bebes.

Llegue a la alberca, Sofí ya estaba dentro del agua, pero no estaba contenta, estaba enojada, irritable, ahí empecé a analizar, no debí haberla dejado sola con la niñera, no le expliqué que tenía que esperar, pero ¿cómo le explico a alguien que no habla que tiene que esperar?, nunca nos habíamos visto en la necesidad de "anticiparle" esa espera. Le debí haber llevado juguetes, no lo consideré, nunca ha necesitado juguetes en la natación, porque nunca había tenido que esperar, empecé a sentir culpa.

Antes de que iniciara la exhibición, me acerque a ella, intenté calmarla con una de sus canciones, fueron solo segundos, no funcionó, ella seguía llorando, su maestro se la llevó al centro de la alberca.

Comienza la exhibición, claramente no esta contenta, no quiere hacer los primeros ejercicios, pensaba yo que cuando llegaran a la parte que le gusta que es sumergirse se iba a calmar.

El tiempo, corre, ella sigue llorado, hay mucho ruido en la alberca, la directora dice por el micrófono que no hay que presionar a Sofí, los demás siguen haciendo sus ejercicios.

Yo, cada vez me iba sintiendo mas pequeña, mi niña no dejaba de llorar, toda la familia estaba ahí, su tío empieza a comentar, ¿por qué no la sacan?

Llegó el momento de la sumersión, ahí Sofí demostró que puede llegar nadando a la orilla de la alberca y sostenerse de la barda, seguía llorando, se volvió a repetir el ejercicio y su estado de animo no mejoró.

No sabía si correr por ella, sacarla de la alberca, pero en el fondo tenía la esperanza de que disfrutara su tiempo en el agua, que dejara de llorar, y empezara a jugar.

Su maestro se aleja con ella del grupo, trata de alejara de todo el movimiento con la esperanza de que ella se calmara... después de unos minutos todos nos dimos cuenta de que no iba a funcionar.

La directora decide preguntarme si quiero sacarla del agua, con todo mi dolor, al ver que ella no disfrutó de su tiempo en el agua, me acerque a ella, todos nos observaban, no dejaba de llorar, le estaba poniendo su bata, cuando dicen al micrófono, "Sofí merece un gran aplauso, ha avanzado mucho", en ese momento yo quise llorar con Sofí.

La lleve al vestidor, ella todavía muy mal, con trabajos se dejó cambiar. Solo se tranquilizó cuando se vio sola en casa, con sus juguetes, en su espacio, donde no había nadie mas.

¿Qué paso? fue el inicio de un periodo de irritabilidad seguro si, porque después de eso ha pasado 36 horas no muy bien, ¿fue mi error?, no se consideraron las variables de espera, la falta de juguetes y el ruido excesivo, tal vez...

Lo cierto fue el llanto de Sofí dentro de la alberca mientras estaba expuesta ante todos, hizo que mi corazón se hiciera poco a poco pequeño...

En Familia.

Sofí aprende con la repetición, yo creo que por eso le gustan tanto los Minions cantando "Banana", ella aprende cosas sencillas, y poco a poco.

En cuestión de música, poco a poco se han ido incorporando piezas a su lista musical; empezamos con los Minions, siguió Frozen, también nos gusta La Vie en Rose, y Al Agua Patos con Trepsi.

Desde antes de que nacieran los gemelos, o de que vinieran  en camino, ya escuchábamos: "A Sofí un hermano le ayudaría mucho". Cuando supimos que venía no solo uno sino dos hermanos, todo mundo coincidió en que sería lo mejor para Sofí.

Ya he platicado que la vida con los hermanos ha tenido sus altas y sus bajas, sobre todo porque Sofí no sabe como interactuar con ellos, nos ha tocado ver como el niño le tiene miedo a Sofí y como la relación entre hermanos en ocasiones es difícil.

Como a muchos niños a los gemelos se les presentó a Mickey Mouse (un personaje que nunca le ha llamado la atención a Sofi), ellos empezaron a identificar al ratón, y le empezó a gustar el programa de televisión "La Casa de Mickey Mouse", el cual empieza con una pegajosa canción.

Algunas tardes a la semana a los gemelos se les pone en la televisión, el programa del famoso personaje; ellos bailan al ritmo de la música. La mayoría de las veces Sofí esta en la sala de TV, sin embargo ella esta pendiente únicamente de sus juguetes y de sus actividades.

El domingo Sofí se encontraba atrás del sillón de la sala, jugando, todo muy bien; los gemelos pidieron ver "La Casa de Mickey Mouse", hasta ahí todo normal.

La sorpresa fue ver, que a los pocos segundos de que inicio la canción con la que empieza el programa, Sofi se empezó a caminar hacia la televisión, realmente la canción le estaba llamando la atención.

Antes de que terminara la introducción del programa, se encontraban los 3 niños viendo con atención a los personajes, los gemelos bailaban al ritmo de la música y Sofí no parpadeaba su atención era total.

Cuando todo mundo decía que los niños iban a ayudar a Sofí, nunca me imagine que lo primero que Sofí fuera a aprender de ellos, fuera el gusto y cariño por el gran Mickey Mouse.

Ahora cada vez que se ve el programa en casa no sólo lo disfrutan los gemelos, sino también Sofi se suma a la actividad. Y claro los papas, disfrutamos de la función, no precisamente de Mickey, sino de una actividad que se hace entre hermanos, en familia. 

Logros

Supongo que todas las mamás celebran los logros de sus hijos, yo lo hago con Sofí y con los gemelos. Sin embargo los logros de Sofí son diferentes.

El siglo XXI nos ha marcado lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que lograr, ir al kinder, a la primaria, para poder llegar a la universidad, y hoy por hoy es muy importante tener una maestría.

Los bebes se sientan aproximadamente a los 6 meses, gatean a los 8, caminan al año, y así sucesivamente. Si contar que deberían de decir sus primeras palabras alrededor del año, jugar sencillas cosas como meter y sacar, etc.

Recuerdo una imagen donde hay una serie de animales, un pez, un elefante y un chango, y se ve alguien que los va a examinar y quien dice "para tener una evaluación igualitaria todos tienen que trepar un árbol"

La primera vez que mi hijo de un año metió una serie de aros en su base sentí una alegría inmensa. la misma alegría la sentí en días pasados.

Ya lo conté en pasadas ocasiones lo que implica comprar un juguete, Sofí tiene desde los 6 meses, los aros de colores para poner en su base.

Sofí a sus cinco años con 5 meses, (exactamente 5 años después de su diagnóstico) esta sentada en una mesa, frente a su maestra, tiene la base de los aros frente a ella, la maestra le entrega el aro mas grande, es momento de tratar de ponerlo en su base, tarda en reaccionar, no tiene la mirada fija en la base, torpemente intenta meter el aro una y dos veces, lo logra aproximadamente a la tercera vez.

Cuando su maestra nos compartió el video de Sofí metiendo el aro en su base, no tarde ni dos minutos en compartirlo con sus abuelos y con mis amigos. La alegría fue inmensa.

Si los gemelos lo lograron al año, Sofí a los 5, ninguno es mas importante que otro, cada niño es diferente, cada niño tiene sus logros.

La alegría que siento al ver los logros de los gemelos no es ni menor ni mayor a la alegría que siento al ver los logros de Sofí. Ninguno es mejor que el otro.

Cada uno tiene su tiempo y su espacio. Lo que la sociedad no nos ha enseñado es a aceptar que alguien como Sofí se esfuerza y llega a sus metas exactamente igual que alguien al que llamamos "normal".