Las terapias no tienen vacaciones, no tienen horario, para las terapeutas estas tienen que ser constantes, todos los días a todas horas.
Y el inicio de las terapias de Sofí fue así, el primer día de terapia hace 5 años, un lunes de puente un 20 de marzo, ¿no se supone que no se trabaja?, ¿es feriado?, bueno el festivo es el 21, pero alguna extraña ley en el país, lo mueve al lunes. Para todos un día de asueto, en ese momento lo vi como una oportunidad, así papá y abuelos podían asistir a su primera terapia, y ver ¿de qué se trataba?, por mi parte no tenía que preocuparme por el trabajo, también la universidad estaba cerrada.
Y así fue, nuestro día de descanso lo utilizamos para llevar a Sofí a su primera terapia... nuestra sorpresa... la terapeuta nos dio un montón de tarea, hay que darle masaje, es importante la integración sensorial, hay que organizarla, nos lo dijo como si entendiéramos de qué estaba hablando, hoy 5 años después me cuesta trabajo definir esos conceptos.
A 5 años de haber empezado las terapias, de luchar con poder tener tiempo libre, de asimilar que probablemente el hoy no quiero hacer nada se haya terminado, las cosas han cambiado o por lo menos lo veo de manera diferente.
Este 21 de marzo del 2016, no pensé en que Sofí debiera tener terapia, lo importante era tener al alcance actividades para que ella se sintiera bien, rotarle los juguetes, darle un lunch en caso de que tuviera hambre, estar preparados para reaccionar en caso de una crisis.
Un día tranquilo sin problemas, ella estuvo en casa, todo el día, hora de dormir, todo aparentemente bien, se notaba un poco eufórica, la rutina de la cena y la ida a la cama fue normal.
Todo iba bien, excepto que se acostó a las 7:30 p.m. y eran mas de las 10 p.m. y seguía despierta, me empecé a inquietar, poco después se durmió. En la madrugada dos llantos, nada espectacular, se calmaba en cuestión de segundos, empecé a pensar que las cosas no iban bien.
22 de marzo, 7:30 a.m despierta llorando... ok... definitivamente las cosas no están bien, hay que actuar, su papá la intentó calmar, sin mucho éxito, es momento de la medicina, poco después, hay que darle algo de comer, es un poco antes de la hora que desayuna, pero finalmente ya eran las 8 de la mañana. No tenía mucha hambre, rechazaba por momentos el alimento, lo que si tenía era mucha sed. Se veía pálida, con ojeras, sin contar que estaba ansiosa e irritable.
Estamos en semana santa, ¿terapia?, ¡no!, todos necesitamos vacaciones, pero ¿qué hacer?, definitivamente tiene que dormir.
¿La ventaja?, estamos de vacaciones, no hay nada que hacer, así que manos a la obra, nos acomodamos en el sillón, se resistió por mas de una hora, pero finalmente se quedó dormida, un sueño ligero, por momentos se despertaba asustada y llorando, la volvía a calmar, y se volvía a quedar dormida, así por 4 horas aproximadamente.
La tarde, sin contratiempos, comió bien, y no se quedó jugando con un solo juguete toda la tarde, los cambiaba constantemente, había rotación...
Cuando todo empezó en primavera, creía que necesitaba terapia todo el tiempo a todas horas, llegue a tener terapias en domingos y días festivos, las mismas terapeutas las promovían, era de vital importancia que fuera diario y a todas horas.
Lo que sucedió hoy, dirán los expertos que fue terapia de contención, para mi fue la necesidad de ella de dormir, un día en su casa, sin la presión de las terapias, la natación o los doctores. Estuvimos las dos tranquilizándonos una a la otra, sabiendo que una buena siesta puede reparar casi todo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario