Cuando Sofi nació le dio la alegría de que sus cuatro bisabuelas la pudieran conocer.
La relación con una de ellas...
A pesar de vivir en la misma ciudad se veían poco, ella vivía en el norte de la ciudad y Sofi más en el sur.
Aproximadamente cada 2 meses la abuela nos invitaba a comer a su casa. Conforme Sofi fue creciendo cada vez era más difícil para la abuela cargar a Sofi, tenía secuela de herpes en un brazo y no tenía fuerza además de que le dolía.
Ella sabía que Sofi no podía comer de todo, así que cuando íbamos a visitarla nos poníamos de acuerdo, o yo llevaba la comida o ella le preparaba algo especial.
Muchas veces la abuela nos invitaba a su casa, pero era más fácil que nos juntáramos en casa de Sofi, así que ella llegaba con toda la comida.
Una Navidad, la abuela le compro a Sofi una casita, la cual tenía sonido, uno de los juguetes favoritos de Sofi, hoy la casita ya no suena, se le descompuso el timbre pero Sofi sigue jugando con ella.
A principios de enero del 2016 la abuela tuvo un infarto al corazón, salió bien, pero para poderla cuidar se mudó a casa de los abuelos de Sofi, donde ella tiene su escuela.
Los días de recuperación fueron buenos, la abuela salía al jardín y veía como Sofi hacia sus ejercicios de picomotricidad.
Observaba como aprendía a comer sola, cuando a Sofi le tocaba comer en la jardín.
Cuando Sofi llegaba a la escuela y le daban su desayuno lo compartía con la abuela.
La abuela pudo ver cómo Sofi la empezaba a conocer.
Desgraciadamente la abuela tuvo un infarto cerebral a finales de enero, salió del hospital y regreso a casa de los abuelos, ahora lo hizo habiendo perdido la capacidad de caminar y sin poder tragar así que tenía una sonda.
Ya la abuela no salía al jardin a ver a Sofi, pero en las tardes Sofi jugaba en la sala y la abuela la veía jugar.
Sofi estaba con sus juguetes, de repente se paraba y a su manera le daba un abrazo a la abuela, a todos nos daba miedo que la fuera a lastimar o que le fuera a jalar la sonda, nunca sucedió ni lo primero ni lo segundo.
La abuela decía, ya me conoce, y todos veíamos como la buscaba.
Poco a poco la abuela se fue apagando, cada vez salía menos a la sala a ver a Sofi y a los gemelos, hasta que un día, no se levanto de la cama, se fue a dormir y ya no despertó.
El día del funeral Sofi estuvo con la niñera todo el día en casa de los abuelos, ya no estaba su bisabuela, estoy segura que la extrañó.
Sofi tiene rasgos autistas, dicen los que no saben que los niños con autismo no reconocerán y no les no les interesan los demás.
Sofi supo quién fue su bisabuela, y el contacto diario en el último mes de vida de ella, hizo que tuvieran una relación , la abuela conoció a su nieta comprendió lo que le platicábamos, la vio tener crisis pero también vio que es una niña feliz que disfruta su escuela y jugar en el jardín.
La ternura de Sofi al buscar a su bisabuela y darle un abrazo refleja una clara conexión social, quien diga lo contrario nunca vio a Sofi darle amor y cariño a su bisabuela que ahora nos cuida desde el cielo.
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