El sábado fue un día excelente para Sofi, venía de una gran semana, con grandes cambios... estuvo toda la semana en un nuevo ambiente educativo y se le quitaron algunos medicamentos.
Realmente no podemos pedir un mejor día para ella como lo fue el sábado, se despertó relativamente tarde, cerca de las 9 de la mañana, al irla a ver a su cuna, se sienta y nos sonríe, una expresión de felicidad, se ve que descansó y que nada le molesta.
En el desayuno, todos estábamos sentados a la mesa, los cinco, compartiendo la comida, ella esperó a que todo estuviera listo, nunca se mostró ni irritable, ni mucho menos ansiosa.
En lugar de darle su ya conocido huevo revuelto con jamón, nos aventuramos a prepararle machaca con huevo... misma que se comió de maravilla, disfrutó perfectamente de su jugo de naranja (desde hace dos semanas no le damos leche, pero esa es otra historia). Al terminar el desayuno, todos, hermanos y papás, estuvimos en la sala, jugando, Sofí estaba con sus juguetes, y de repente buscaba que le diéramos un apapacho.
Llega la hora del baño, y de la siesta de los gemelos, ella feliz en casa, tranquila, sonriendo, cuando su papá le pide un beso, en todas las ocasiones ella se acerca y se lo da.
No hay momento que disfrute mas Sofí que la hora del baño, así que llego su momento, ella feliz jugando en la regadera.
A la hora de la comida, había milanesas, no tenían caldo, pero ella, tomaba su tenedor y se llevaba la comida a su boca, se podría decir que comió sola.
En la tarde todo camina exactamente igual, momentos familiares en la sala, ella con toda la intención de comunicación, pide agua, y se la toma, esto es raro, normalmente no le gusta tomar agua... ya luego les cuento esa parte de la vida de Sofí.
En la noche, no puedo creer lo que sucede, había horneado un pay de calabaza, el papá de Sofí se lo ofrece y ella lo acepta gustosa... Los gemelos no se terminaron su sandwich, pero Sofí lo pidió, normalmente ella cena fruta molida, nunca antes me había pedido un sandwich, así que se lo di, lo masticó y se vio que lo disfrutó.
Se le pone su pijama, y a dormir, tenía mucho tiempo de no verla tan bien...
Al momento de acostarme, estaba contenta, Sofí estuvo bien, pero después me entró algo de tristeza, trate de recordar cuando fue la última vez que la había visto tan bien y no pude encontrar una fecha exacta, hablamos de meses y meses en donde ella por una u otra razón no había estado bien.
Sentía que el día que acabábamos de vivir era raro, me cuesta trabajo recordar en los últimos meses, los días buenos...
Mi papá me dice esa noche por teléfono "esperemos que mañana sea igual... ya merece estar bien"...
Desgraciadamente no... pocas horas después de que se acostó... empezó a llorar... y el domingo a diferencia del sábado empezó con llanto en lugar de una sonrisa...
Me da miedo que los días buenos se me hagan raros... y los días malos se hagan costumbre...
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